A solas... o eso creia (Anya Vulturi y libre)

Vagaba por las calles del pueblo, preguntandome que hacer, donde ir, a quien preguntar que era... demasiadas cosas, demasiadas dudas para mi. Camine en silencio, mis pequeños pies pisaban el suelo con paso lento y relajado, pues mi mente estaba algo lejana; cuando llegue a un pequeño parque me pare frente a este, observandolo, intentando que a mi mente llegaran leves recuerdos sobre lo que habia sido de mi antes de abrir los ojos en aquel bosque.
Me meti dentro del parque y llegue hasta unos columpios, me sente y me empece a columpiar con suavidad, dejando que el balanceo se llevase mis preocupaciones, miedos e inseguridades; era una sensacion agradable, y aquel balanceo trajo a mi mente imagenes, en las que me veia a mi misma y a un hombre y una mujer, me fije que me parecia a ambos, por lo que supuse que tal vez serian familiares mios, incluso mis papas. Abri los ojos para dejar de ver esa imagen que me hacia sentir añoranza y segui balanceandome con tranquilidad.

Había conseguido escaparme del castillo, rumbo a Forks. Muchos se preguntarían por qué este lugar. Un triste pueblucho dejado de la mano de Dios. Pero la respuesta, en verdad, era muy simple.
Dean vivía aquí.
Dean. Un simple humano. O quizá no tan simple... Era quien me había robado el corazón. Padre confía en que, en apenas uno o dos años, me olvide de mi "capricho" y me centre en buscar un vampiro digno de compartir el trono de los vampiros conmigo. Pero sé que Dean no es solo un capricho...
Eché a caminar por las calles de Forks a un ritmo humano. Me gustaba ser como ellos, mezclarme entre ellos. Después de todo, una parte de mí seguía siendo humana. Pero siempre actúo como un vampiro. ¿Tan mal estaba hacerle un poco de caso a mi otra mitad?
Cuando, de pronto, noté un efluvio vampírico cercano. ¿Un Cullen? Tal vez, después de todo, estaba cerca de su territorio.
Desvié mi rumbo hacia casa de Dean, movida por la curiosidad. Alice había sido antes una Cullen, y ardía en deseos de conocer a su anterior familia. Quizá eso me abriera más puertas hacia Alice, siempre era tan misteriosa...
Mi olfato me condujo hasta un parque. El rostro se me descompuso. ¿Una niña...? No, no podía ser. Pero no había nadie más por aquí cerca. Era ella, sin duda. Pero... ¿cómo?
¿Acaso no estaban ya todos avisados de el castigo que suponía crear a un niño vampiro?
¿La habrían creado los Cullen? Si era así, me vería obligada a imponer justicia, aunque eso significara acabar con la vida de un ser querido de Alice.
Caminé con paso decidido y mirada fría hacia ella, suponiendo que ya sabía de mi presencia.

¿Donde estarian mis papas?¿De donde venia exactamente? Ni si quiera conseguia recordar de que ciudad venia, si al menos encontrara una pista, algo que me ayudara a buscar a mi familia, intentar volver a mi vida, si es que habia tenido alguna, pero estaba segura que si, pues si no aquella imagen sobre mi y esa pareja no hubiera aparecido en mi mente ¿no? Aunque esos pensamientos fueron interrumpidos cuando mi nariz capto un olor, olia como... ¿yo? frunci un poco el ceño confundida, por lo que alce la vista y mi mirada se cruzo con la de una chica, la cual avanzaba hacia mi, su mirada fria me asusto un poco, por lo que me baje del columpio y le mire con cierta desconfianza y miedo, mientras retrocedia un poco.

La pequeña me miró llena de desconfianza. Ahora estaba más que segura, era una niña vampira, probablemente neófita a juzgar por el carmesí de sus ojos. ¿Qué loco la habrá convertido?
No tardaría en descubrirlo. Parecía atemorizada. Genial, así tardaría menos en hablar.
- Hola, pequeña -saludé agachándome hasta que nuestros ojos quedaron al mismo nivel; mi voz sonó fría y algo amenazadora, si algo me había enseñado bien Padre era a no tener piedad con los criminales, o con aquellos que incumplen nuestras leyes-. ¿Cómo te llamas? -añadí aún sin ablandar la voz, cuantos más datos me diera sobre ella, mejor. Y si, además, mencionaba como suyo el apellido Cullen... sintiendolo mucho por Alice... ese aquelarre llegaría a su fin hoy mismo.
Pero ¿habrían sido los Cullen capaces de cometer tal atrocidad? Esperé que no fuera así, no tenían para nada fama de incumplir las reglas. Y más aún teniendo tan cercana la experiencia de aquella vampiresa de su aquelarre vampírico. ¿Cómo se llamaba...? ¿Sasha...?
De todas formas, no importaba quién fuera el creador. Nuestros guardianes no tardarán en darles caza y desaparecerán de este mundo.

La chica se acerco a mi, se agacho y se quedo a mi altura, sus ojos tambien eran rojizos, un escalofrio recorrio mi espalda, me recordaban a unos ojos que habia visto en el bosque, su voz era fria y un poco amenazante, por lo que me asustaba mas ¿por que me hablaba asi? no habia echo nada malo. Me pregunto como me llamaba y le mire ¿debia decirle mi nombre? a lo mejor ella me ayudaba a encontrar a mi familia.

- So...Sophy Sanders...¿y tu?- le pregunte en un susurro

Parecia pensar algo mientras esperaba mi respuesta ¿en que pensaria? a lo mejor lo que muchos pensaban al verme sola, donde estarian mis papas. Note en ella algo, no sabia que era exactamente, pero algo en mi, como una alarma se activo, y hice algo, no supe exactamente el que, pero note como la amenazada desaparecia, como si bloquease esa amenaza hacia mi.

Entorné los ojos con delicadeza. En el fondo, seguía siendo una niña asustada y, por lo visto, sola. Sabe Dios cuánto tardará en alimentarse sin control.
- Anya Volturi -no me daba miedo pronunciar mi apellido en voz alta. Quizá debería a empezar ser más precavida en ese aspecto, aunque estaba segura de que en aquel momento nadie rondaba por los alrededores, pero aún así debería empezar a salvaguardar mi apellido de los desconocidos.
- ¿Quién te convirtió, Sophy? -pregunté clara y directa. Por lo menos no había implicado a los Cullen en esto. Dicen que los niños no suelen mentir, aunque me fiaba más de la idea de que los Cullen no quebrantarían la ley por propia seguridad de la familia que de una falsa suposición típicamente humana.
Torné mis ojos ligeramente más amenazantes, esperando su respuesta. Si era sincera desde el principio, le pediría a Aro que su muerte fuera lo menos dolorosa posible.
Aunque algo me... ¿frenaba?


Off: registraste el don? Es que no sé en qué consiste y por describir un poco mejor el efecto que surge en Anya.

Off: si lo registre ^^ es anulacion de otros dones, puede bloquear cualquier don, incluidos escudos, aunque ahora al ser una neofita no tiene un gran control sobre el don, y solo lo puede utilizar sobre una persona durante un tiempo limitado, Anya lo que notaria como un bloqueo, algo que no le deja usar su don ni contra su objetivo ni contra otro de su alrededor ^^


Observe como entornaba los ojos, como si me repasara con la mirada y quisiera atravesarme con ella, mi instinto me decia que echara a correr y no parar hasta estar lejos, pero mis pies establan clavados en la arena como si fueran de plomo. La chica vampira se presento con el nombre de Anya Vulturi, nunca habia oido algo asi, aunque el apellido hacia que me estremeciera, algo en ella daba miedo; cuando me pregunto quien me convirtio le mire fijamente, mientras me ponia a pensar, intentar recordar la noche, pero de ahi solo conseguia recordar unos ojos que daban miedo, un extraño que me cogia en brazos y echaba a correr, y no paraba hasta estar en un bosque y hay hacerme daño convirtiendome en lo que era.

- No... no lo se... no le vi la cara... ni me dijo su nombre...- murmure bajando la mirada

¿Que no lo sabía? Inmediatamente intuí que mentía.
- Mientes -siseé, aún más amenazante-. ¿Quién te convirtió? -repetí, murmurando las palabras despacio, como si así pudiera asimilar mejor su significado.
Aunque podría ser. Después de todo, si su creador había sido tan loco simplemente como para crearla... ¿por qué no dejar a su creación sola, dejada de la mano de Dios, libre para crear caos a su antojo y exponernos a todos? Como si no tuvieramos suficiente con que un grupo de humanos ya supieran de nuestra existencia.
De todas formas, no me alteré. Si se negaba a hablar, simplemente podría hipnotizarla y obtendría toda la información que necesitase... Aunque, no sé. Esta cría desprendía... algo. Como si entre nosotras hubiera una fina barrera, invisible pero presente, que la protegiera de mí. Me pregunté si sería un don. Probablemente. Quién sabe. De todas formas, será un don perdido... pobre. Lo mismo hubiera resultado ser un don muy útil para los Volturi. Pero eso daba igual. Su destino esta predestinado desde el momento en el que la ponzoña se introdujo en su pequeño cuerpo. Una lástima, supongo. Pero la ley es la ley.

A pesar de haber dicho la verdad la chica llamada Anya no parecio muy convencida, pues dijo con voz siseante, parecida al siseo de una serpiente, que mentia, y me volvio a preguntar quien me habia convertido; trage saliva y le mire con miedo.

- Ya te lo dije, no le vi la cara... Cuando desperte estaba sola...- murmure.

Decia la verdad, lo unico que habia visto de aquel desconocido eran unos ojos que daban miedo, despues se encontro en el bosque sola. ¿Por que queria saber quien me convirtio? Le castigarian como hacian los niños malos en clase? Una parte de mi mente pensaba eso mientras mis sentidos se concentraban en mantenerme segura del peligro.

Seguía insistiendo en que no sabía nada. Parecía sincera, pero prefería asegurarme... Me bastaría utilizar mi don, entrar en su mente y hacerla mía, y simplemente obligarla a hacer lo que yo quisiera, pues lo haría.
- Dime la verdad, Sophy -murmuré, creyendo tenerla ya bajo mi control... Pero... Un momento... No, no sentía ningún control sobre ella. Mi don. Mi don no funciona. ¿Qué está fallando?
De nuevo, barajeé la posibilidad de que se tratase de un don. Mm, puede ser. Tal vez se encargue de bloquear... ¿ataques mentales? Quién sabe. Lo mismo, ni siquiera sabe que tiene un don y que lo está utilizando. Y como su condición de niña vampira le obliga, no sabrá utilizar ese don nunca... Un auténtico desperdicio.
- Bah, es igual -añadí, y di un largo suspiro. Y ahora... ¿qué?
¿Debía llevarmela a Volterra? Sí, probablemente. Allí la tendremos controlada y la podremos someter a un juicio rápido. Un juicio cuya conclusión será su muerte.
Pero también me planteé la idea de contarselo... todo. Si su creador la había dejado sola, puede que ni siquiera sepa que ya no es como los otros niños. Padre siempre decía que era mejor así, que murieran en la ignorancia. Pero yo no lo creía justo. Si iba a morir, al menos que supiera por qué.
- Demos un paseo -sugerí. Me incorporé y cogí su manita congelada, y comenzamos a caminar. Probablemente, si no quería, al ser una neófita no necesitaría emplearse mucho para utilizar su fuerza contra mí y vencerme. Pero sigue siendo una niña, asustada, indefensa, y supuse que no se negaría.
Hacía un tiempo malísimo. Probablemente, pronto comience una tormenta. Casi notaba la electricidad en el aire.
- Dime Sophy. ¿Sabes... lo que eres?

Anya seguia recia a creerme, pero antes de poder volver a decirle que decia la verdad dijo que daba igual y suspiro. Parecio pensar algo interiormente, para finalmente ofrecerme a dar un paseo, me cogio de la mano, su mano era igual de fria que la mia; empezamos a caminar algo silenciosas, ¿por que me habia preguntando tantas veces quien me habia convertido?¿En que me habia convertido exactamente? Anya interrumpio mis pensamientos con su pregunta y le mire, frunci un poco el ceño.

- Mm... no estoy segura... desde que me desperte me noto diferente... y nunca tengo sueño- dije, la mira -¿Tu sabes que me pasa?- le pregunte

Solté una risilla por lo bajo. No, definitivamente no lo sabía. En cierta parte, la compadecía. Su creador ni siquiera se había apiadado de la criatura, ya no solo predestinandola a morir, sino que tampoco ni tan siquiera le había dicho en qué se iba a convertir.
Nunca tenía sueño... Yo sí, a veces. En estas situaciones, me alegraba de ser una semivampira. No sé, me hacía sentirme en ambos mundos.
Los vampiros... ¿echarán de menos las necesidades humanas? Comer, dormir... Quizá sí. Quizá no.
- Sí, lo sé -respondí. Y vaya que si lo sabía. Pero, ¿cómo me las iba a apañar para abordar el tema? Si se lo decía tal cual, no me creería. Lo mejor iba a ser empezar desde cero-. Sophy, ¿tú crees en los cuentos de hadas y de... vampiros?
Era una buena manera de empezar. Después de todo, ¿cuántos años tendría? No creo que llegue ni a los diez años. Tal vez los roce, pero poco más. Probablemente, aún le sigan contando cuentos cuando se va a dormir... O mejor dicho, le seguían[ contando cuentos cuando se iba a dormir.

Al oir su respuesta a mi pregunta le mire con atencion, esperando una respuesta, concretamente que me dijese lo que era, aunque en vez de eso me pregunto si creia en los cuentos de hadas y vampiros, no estaba del todo segura, algunas veces dudaba, pero desde que vi aquellos ojos rojos pense que los vampiros existian de verdad.

- Los vampiros si existen ¿no? - le pregunte

No recordaba gran cosa sobre antes de despertar en aquel bosque, pero en mi mente algunas veces venian recuerdos de cuentos, como el de caperucita roja, los tres cerditos, el conde dracula... cuentos, solo eso, bueno y una voz dulce, calida como estar frente al fuego, y acariciadora, que hacia que sonrieras inconscientemente y te sintieras segura.

Me la quedé mirando. Vaya, así que algo sabía. Volví a apartar la vista y fijarla en el camino que estabamos recorriendo. Me pregunté si los humanos que mueren a causa de que un vampiro se alimente de ellos... Si los humanos de los que yo me alimentaba... llegaban a deducir en sus últimos minutos, o incluso segundos de vida qué eramos en realidad. Bah. Puede que algunos sí. Sophy debe de haberse imaginado algo al sentir a su creador. Sentir, porque por lo visto, no sabía quién era.
Me dio rabia. ¿Quién sería? Fuera quien fuese, le diría a Aro que acabara con aquel ser de la manera más cruel que se le ocurriese. Un ente que acababa de sentenciar a esta pobre criatura no debía tener ninguna clase de perdón.
Pero... Un momento. Ahora, ¿me compadecía de Sophy? Sí, por supuesto. Pero no iba a cambiar de opinión respecto a ella. Debía morir.
- Sí -afirmé. Pero era mejor así. Que siguiéramos siendo un mito. Por el bien de todos nosotros. Aunque claro, ya tenían que aparecer esos cazavampiros, para fastidiar. Maldita sea. Volví a mirarla de nuevo-. Y ahora tú eres uno de ellos. ¿Entiendes lo que eso significa? -por supuesto, no. Pero tendría que explicarselo. Que un niño, o en su caso, niña como ella fuera un vampiro, suponía que no viviría -si era eso lo que los vampiros hacían- mucho más. Pero por lo menos, podría entender que ya no era como el resto de niños. Era mejor empezar con esto despacio.

Anya confirmo mi pregunta, aunque al preguntarme si sabia lo que significaba frunci un poco el ceño, el mire algo dudosa.

-¿Dormir en un ataud y alejarse del ajo? no me gustan los ataudes, y tampoco el ajo, sabe muy mal- dije con el ceño fruncido.

Era eso ¿no? segun recordaba los vampiros dormian en ataudes, no podian salir durante el dia y el ajo era muy malo, les hacia pupa, aunque a mi nunca me habia gustado el ajo, sabia muy mal. Aunque nunca habia visto a un vampiro de mi edad ¿estarian escondidos? a lo mejor estaban en sus ataudes y por eso no les habia visto, clave mis ojos en los de Anya.

-¿Hay mas niños vampiros? Podriamos jugar ¿Tu eres un vampiro?- le pregunte con voz animada

Di un largo suspiro ante la respuesta que me dio. Bueno, en realidad, tampoco sabía que se suponía que debía esperar. ¿Que conociera nuestra existencia y características? Ni los adultos lo saben. Los humanos en sí no lo saben... Excepto los cazavampiros, claro.
No podía evitar preguntarme cómo esa Orden había sobrevuvido desde los tiempos de la Santa Inquisición. Mucho tiempo para los humanos, muchas generaciones. Los Volturi existían ya desde entonces, y desde mucho antes. Pero es diferente. La realeza Volturi no ha cambiado nunca, a excepción de mi llegada y la de Christian, y la baja de Dídyme.
- No exactamente. El ajo no te afectará. Ni tampoco el hecho de salir a la luz del Sol, aunaue si lo hicieras verías como tu piel brilla como diamantes. Si tocas a un humano, comprobarás que tiene la piel ardiendo, aunque en realidad es tu piel la que está fría. ¿No lo notas? -pregunté mirando nuestras manos unidas, mi piel estaba unos grados por debajo de lo normal, pero es más caliente que la de los vampiros-.Ya no tienes necesidades humanas. ¿Hace cuánto que no comes ni duermes nada?- hablaba con preguntas, para que ella reflexionara-. Por eso los ataúdes son innecesarios, no volverás a dormir. En cambio, notarás que tienes mucha sed... Y que los humanos huelen bien. Yo soy mitad vampiro mitad humano, por lo que una parte de mi debe atraerte -y ¿cómo le explicaba ahora lo de los niños? Mucha información, dejé que de momento procesará la que le acababa de dar.

No parecio muy contenta por mi respuesta pues solto un largo suspiro, oi con atencion todo lo que me decia, la mayor parte de la informacion me la dio con preguntas, haciendome pensar, como que brillaria como un diamante, que la piel de los humanos estarian ardiendo, aunque en realidad era yo la que estaba muy fria, cuando me pregunto si lo notaba, ahora que me fijaba si, su piel era algo mas caliente que la mia, unos grados tal vez; cuando me preguntaba que cuanto hacia que ni comia ni dormia me daba a pensar, era cierto, hacia bastante que no comia ni dormia. Cuando dijo eso sobre los humanos y ella me dio por usar mi nariz, capte su olor y era cierto, resultaba curioso y algo atrayente, y podia oir el latido de su corazon, como el aleteo rapido de un pajaro.

-¿Por que tu corazon va tan rapido? es por que no eres una vampira entera?- le pregunte

Asentí lentamente.
- Así es- confirmé, se veía que me iba siguiendo.
Permanecí en silencio. Ahora me tocaba abordar la parte más compleja de la situación. También decidí empezar por el principio, así era más sencillo para que ella lo entendiera, y más sencillo para que yo le explicara.
- Y en cuanto a los niños... Lo siento, pero no hay más. Estáis prohibidos -me aseguré de no dejar de mirar hacia adelante, de no mirarla a ella directamente, para que no se percatara de mi expresión sombria-. Verás -le expliqué-, cuando una persona es transformada, sus funciones vitales se detienen. Esto quiere decir que el cuerpo se detiene. Dejas de crecer, de envejecer. En la infancia, el ser humano aumenta su capacidad cerebral y desarrolla su capacidad de aprendizaje. Un niño vampiro es incapaz de aprender nada más... ¿me sigues? Los vampiros debemos aprender a controlarnos ante la sangre humana. Sino, todo sería un caos, y los humanos tratarían de acabar con todos -aunaue ya hay algunos, los cazavampiros, que lo estaban haciendo. Por supuesto, omití ese detalle-. Los niños no pueden aprender nada más, no pueden aprender a controlarse. Nos ponen en peligro a todos. Por eso son prohibidos, ¿entiendes? -dejé que asimilara todo aquello antes de tratar lo más importante. Lo que iba a ser de ella.

Afirmo mi pregunta sobre su corazon y asenti, empezo a contarme que no habia mas niños vampiros como yo por que estabamos prohibidos ¿prohibidos?¿por que? parecio como si me leyera la mente pues se puso a explicarme el por que; escuche con atencion meditando todas sus palabras ¿no creceria mas? ¿seria siempre una niña? bueno... a lo mejor eso no era tan malo, creo. Aunque cuando dijo la parte de que los niños vampiros no podiamos aprender a controlarnos frunci el ceño, yo si podia, no habia echo daño a ningun humano.

- Lo entiendo, pero... yo no e dañado a ningun humano- dije mirandola- ¿Y que pasa cuando hay un niño vampiro? has hablado de ellos como si ya hubiese habido algunos, ¿que paso con ellos?- le pregunte mirandola fijamente, esperando su respuesta.

Una sonrisa amarga se dibujó en mi rostro. Si por cada vez que hubiese oído aquello en un vampiro muriese un ser humano, no quedarían muchos habitantes en la tierra.
- [color=cyan]Eso es lo que tú crees[/center] -detuve nuestro paseo y me agaché para mirarla a los ojos; apoyé mis manos en sus hombros-. Escúchame, Sophy. Ningún. Vampiro. Es capaz. De controlarse... Del todo. Jamás -hablé separando las palabras, para que comprendiera mejor la gravedad del concepto. Quizá esa fuera la única imperfección de los vampiros. Su debilidad por la sangre-. Si vieras sangre humana desbordandose a borbotones... Oler su dulce aroma ya fuera de los cuerpos... Dejarte enloquecer por su maravilloso color carmesí... Ni el vampiro más antiguo de la historia podría resistirse a eso. Ni mucho menos alguien como tú, Sophy. Que además de ser una niña inmortal, eres neófita. Recién convertida. Más fuerte físicamente, pero más débil ante la... tentación. Por eso estáis prohibidos. Hubo un tiempo en el que no lo estabais. Los reyes de los vampiros apenas controlaron la situación. La única manera para acabar con el problema fue... -de nuevo, pausa. Tendría que ser fuerte. La mire a los ojos y pronuncie la última palabra- matarlos.

Frunci el ceño cuando respondio a mis palabras sobre que nunca habia dañado a un humano, despues se paro y se agacho quedando a mi altura, me miro a los ojos y note sus manos sobre mis hombros; escuche lo que decia con atencion, nunca habia experimentado la sensacion esa, de ver una gran cantidad de sangre exparsida, por lo que no sabia si sabria controlarme o no, pero ella parecia completamente segura de que no podria; dijo que antes los niños vampiros no estabamos vampiros, pero digo algo sobre unos reyes que no consiguieron controlarnos y empezo a decir algo sobre una unica solucion, aunque se quedo un momento en silencio, me miro a los ojos y al escuchar la palabra "matarlos" abri los ojos sorprendida. ¿Por que?¿Solo por no poder controlarse? No habia derecho, pero eso ahora mismo no fue lo importante, con sus palabras mi mente parecio hacer un "click!" como si esa palabra me hubiera dado algo a entender; ahora esas manos que estaban sobre mis hombros no eran manos amigas, si no unas cuyo proposito era matarme.
Me aparte con rapidez y empece a retroceder, mirandola con miedo.

- No me mates... por favor... no dañare a ningun humano...- murmure asustada sin dejar de retroceder.

Inmediatamente retrocedió, tras oír lo que le había dicho. No me esperaba otra reacción por su parte. Yo en su lugar, habría hecho lo mismo. Después de todo, debería llevarmela a Volterra... Y no verá muchos más días amanecer.
- No se trata solo de ti, de un caso particular -dije, conservando el mismo tono de antes, como ignorando su reacción, aunque estaba preparada por si se le ocurría escaparse. Aunque obviamente, había un detalle que no podía dejar pasar: ella era una neófita, más fuerte, más rápida. Podría perderla la pista si se escapara... Pero no. Soy Anya Volturi. Debía dar ejemplo. Demostrarle a madre y a padre que no se habían equivocado conmigo, que era una híbrida, pero muy válida-. Es la ley. Los vampiros también tienen leyes, ¿sabes? Como los humanos. Solo que menos, y más importantes y exigibles....
y después sentencié:
- Ningún niño vampiro, incapaz de acatar la ley y un completo y absoluto riesgo para la comunidad de vampiros debe quedar con vida -mi rostro se entristeció ligeramente. Era la primera vez que repetía la ley en voz alta. Y así, delante de un sentenciado, perdía toda frialdad, todo tomaba más forma, las palabras tomaban más sentido y eran más graves, si cabía-. Lo lamento.

Segui retrocediendo, no me gustaban sus palabras, sabia que iba a hacerme algo malo, me iba a acer daño, no me importaba ni las leyes de los humanos ni las de los vampiros en esos momentos, me preocupaba mas mi vida, la cual parecia que Anya habia sentenciado mi vida, cuando yo no habia echo nada malo, yo no habia sido la que habia elegido esto, si hubiera sabido que podia morir ni loca me hubiera convertido en una vampira. Dijo algo, parecia decirme aquella ley de la que hablaba, parecia un poli diciendo su castigo a un criminal, pero yo no era ninguna criminal, era una niña.
Retrocedi varios pasos mas y sin esperar mas eche a correr a toda velocidad, aunque era pequeña tenia fuerza y podia correr muy rapido ahora que me habia convertido en una vampira, por lo que empece a dejar atras a Anya con rapidez y miraba a mi alrededor, intentando encontrar alguna ayuda.

Efectivamente, prefirió huir. Reaccioné con rapidez y enseguida estaba corriendo detrás de ella. Pero era rápida, muy rápida, cuando parecía que la iba a alcanzar me ganaba en unos metros, y así continuamente. No me preocupaba que los humanos nos viesen correr a velocidades imposibles, lo que realmente me preocupaba era no alcanzarla. No habían muchos viandantes a estas horas, y a los pocos que había no les daria tiempo a vislumbrarnos con sus débiles y poco útiles ojos humanos. Pero si ella se me escapaba... El problema iba a ser mucho más grande. Muchísimo más.
- Sabes que huir no te salvará de tu destino, ¿verdad? - le pregunté a un tono normal que a aquellas velocidades habría sido imposible de escuchar, pero que su afinado oído vampirico escucharía como si se lo hubiera dicho junto a su oreja.
Tenía que hacerla entrar en razón, o mejor dicho, obligarla a convencerse de que no le quedaba otra alternativa. Somos los Volturi. En cualquier caso, daríamos con ella antes o después. No por su cara bonita Demetri estaba en nuestras filas, precisamente.
Seguimos corriendo. Entendí que ella por si sola no pararía. Debía atraparla. Hubo un momento en que la agarré de la camiseta, pero no le costó nada zafarse de mi.
¿Y si...?
¿Y si la ponía un cebo? Sangre humana, no podría resistirse. Una buena idea comenzo a formarse en mi mente.


Off: por si te interesa, tu firma y tu avatar están hechos, si quieres te los puedes poner (;

En cuanto yo eche a correr, supe a la perfeccion que ella iba tras de mi, algunas veces conseguia acercarse, pero siempre conseguia escapar y avanzar mas rapido, pasabamos veloces entre los humanos, a una velocidad tan rapida que ni ellos se daban cuenta de nuestra mera presencia, cuando pasabamos a su lado pensarian que seria una brisa fria. Escuche lo que me dijo, fue como escuchar el susurro de la muerte junto a mi oido, lo que me provoco mas miedo y avanzara ams rapido si era posible; en un momento consiguio agarrar mi camisa, pero yo consegui zafarme de su mano y huir, si hubiese tenido un corazon sabria que me latiria tan rapido como el batir de las alas de un colibri, desbocado y alocado. Segui corriendo como alma que lleva el diablo, en un momento di un esquinazo y me interne en un callejon, al ver lo que era capaz de hacer al ser vampira no se me ocurrio otra cosa que trepar por los muros del callejon saltando de un lado a otro (estilo victoria con los arboles en eclipse xD) para llegar a la parte de arriba y seguir corriendo por los edificios.