Curiosidad {Libre}

Forks aquella pequeña población albergaba a uno de los poderosos clanes que existían en el mundo: los Cullen. En la mente de Lennard todavía giraba la idea de unirse a los Volturi, sin embargo, aún no se encontraba del todo seguro de cómo asegurarse un sitio entre ello. Estaba consciente de que requeriría impresionarlos, requeriría demostrar de lo que era capaz, incluso quizás podría romper sus reglas para llamar su atención... aunque eso seguramente significaría ser cazado por los Volturi en lugar de ser anexado a su poderosa y casi invencible guardia.

Con algunos pensamientos morando en su cabeza, se desplazó hasta los bosques de Forks, donde ya había estado anteriormente, e incluso había conocido a Alice, una chica encantadora, linda y poco usual, cuyo comportamiento misterioso le había llevado a desarrollar sentimientos bastante intrigantes. Llegar a su destino fue cosa fácil, más con la enorme velocidad que poseía, una velocidad inusual incluso para los miembros de su propia especie, una velocidad increíble con la cual esperaba conseguir sus objetivos más ambisiosos.

Finalmente serpenteó entre los verdes y frondosos árboles, el cielo azulado cubierto, como de costumbre, por majestuosas nubes grises que amenazaban con descargar su furia contra la tierra de un momento a otro. La fauna trataba de ir a refugiarse, evadiendo sus pisadas, evadiendo al hombre de botas negras, chamarra de cuero negra, playera con estampado de una espada ensangrentada y vaqueros azul marino. Finalmente anduvo a paso más o menos humano, hasta que una esencia entró como una invisible mano a través de sus fosas. Era un inmortal como él, sin duda, por lo cual emprendió la marcha en esa dirección, silbando la vieja tonada de la película llamada, "Kill Bill". Metió las manos en los bolsillos, dejando los pulgares de fuera, mientras caminaba con aire despreocupado, sin prisa, esperando encontrar algo interesante además del ruido de la naturaleza

Creo que casi me duermo. En realidad, debo haber dormido unos minutos, pero eso no planeo admitirlo. La tranquilidad era practicamente la que reinaba. No había muchos sonidos, practicamente ninguno. No había animales que pudieran interrumpir mi descanzo, no había humano ni vampiros. O eso creí hasta determinado momento. Tal como si se tratara de un animal que mueve sus orejas al percibir una prescencia, yo abrí mis ojos e instantaneamente me puse alerta.
Unos pasos, unos pasos de alguien que se acercaba. No pude reconocer el aroma por lo que no era alguien de Volterra, aunque se me hizo obvio que se trataba de un vampiro. Y según creí, el también me había notado. Probablemente estaría dirigiendose hacía mí. ¿Acaso tendría problemas? Si alguien me encontraba... No sé como resultaría todo. Mi mayor defensa era mi don, claro estaba, pero también lo que peor me dañaba. Además, solo funcionaba con vamipros que poseían dones, por lo que no podía esperar devolver un ataque "especial" a alguien que no lo lanzaba. Lo mío es claramente "te doy lo que me dás".
Volví a cerrar los ojos por uno o dos segundos que para mí fueron eternos. No se acercaba a un paso realmente veloz, por lo que no parecía tener prisa. Quizás tampoco tenía intenciones de dañarme.
No fingiría no haberme percatado de que se acercaba, ni tampoco ser una inofensiva chica. Quizás este vampiro resultaba ser del clan Cullen. O quizás no. En este último caso, no sé quien tendría ventaja.
¿Debía hablar? ¿O esperar a que me hablen? Sabía que cualquier palabra que pronuncie, cualquier suspiro o muestra de temor sería visto por el oponente. Aunque no sé si calificar a esta persona como oponente, no porque no sea digno de luchar contra mí, si no porque no sabía de quien se trataba. Sin moverme del árbol, y con los ojos aún cerrados, pronuncié unas palabras con total calma - ¿Quién eres? - dije de una manera fría pero amable, sin demostrar como en realidad estaba yo... Preocupada.

Las plantas crujían bajo el peso del vampiro, bajo el peso de sus decididas pisadas que lentamente le aproximaban a la fuente de la esencia que llamase su atención. Las primeras gotas de lluvia caían rítmicamente desde el cielo hasta el suelo, ocasionando peculiares sonidos perfectamente captados por el oído extra desarrollado del inmortal,, quien además podía oler con facilidad la humedad característica de esa parte de la península Olympic. Se encontraba alerta a pesar de todo, preparado para todo como le enseñaran en sus viejos días como soldado.

Poco después oyó en las inmediaciones una voz, una que sonaba tranquila a pesar de la ignorancia sobre el individuo que se aproximaba. Lenn respiró hondo, a pesar de que era innecesario para un ser de su clase, meditando bien cómo contestar a eso. Había respuestas filosóficas, había respuesas llanas, había respuestas complejas todo para la misma interrogante. Esperó unos cuantos instantes antes de pronunciar palabra, aspirando el aire a su alrededor y guardándolo en su memoria al menos de forma temporal, mientras le era de provecho.

-Un simple viajero, eso soy- contestó de pronto Lennard, encontrándose con una chica, cuyo aroma al final no era tan semejante al de un vampiro, de hecho, era similar pero no igual... era raro- ¿Y tú. quién eres?- interrogó él de manera amable, mirándola con sus ojos rojizos y una sonrisa afable a la vez.

Esperé concentrada, y a la vez mucho más relajada que comunmente, su respuesta. Cuando por fín estuvo frente a mí abrí los ojos y observé los suyos, rojizos como los de cualquier vampiro carnívoro. No era un Cullen, ellos tenían los ojos amarillos. Entonces, ¿quién era? Fue entonces cuando respondío a mi pregunta, y extrañamente la respuesta no hizo más que causar más y más dudas. ¿Un simple viajero? ¿Viajero con que destino? ¿De donde venía? ¿Qué había ido a buscar?
Si era un simple viajero, entonces no tenía porqué perturbarle mi prescencia, supongo. Y si era un futuro miembro del clan Cullen, quizás le molestse que yo estuviera por allí. Aún así, de haber sido un futuro miembro probablemente Aro ya lo sabría, ya que Alice, según recordaba el nombre, veía el futuro.
- Yo soy una simple curiosa - respondí con cierta gracia en mis palabras, esbozando una pequeña y simple sonrisa. - Más bien una investigadora, hasta podría decirme - continué, aunque sin estar segura ya a quien le dirigía la palabra. ¿A mí? ¿A él?
Generalmente yo no soy de aquellas personas que largan charlas o comentan sobre su vida y, aunque escuchar no me molesta, socializar con los demás se me dificulta. Especialmente, cuando se trata de un vampiro.
La sola idea de estar frente a alguien que ha pasado años y años experimentando diferentes cosas, que ha sufrido el dolor de una transformación y que tiene una historia es algo... ¿Cómo llamarlo? No lo sé, intimidante, curioso, hay muchas formas de describirlo.
¿Cuanta historia tendría aquel vampiro? ¿Habría vivido tanto como los Volturi? ¿O apenas era un neófito? No lo sabía, aunque si me decidía mantener una charla, aunque sea amistosa, quizás lograría averiguarlo.

Le sorprendió notablemente no encontrarse con una tonalidad carmesí o dorada en los ojos de aquella chica; olía a algo semejante a un vampiro, pero no lo era, al menos no puesto que... era confuso, demasiado confuso, ¿qué era ella entonces? La mente de Lennard comenzó a trabajar rápidamente, motivada por la curiosidad, por el deseo de saber más y esclarecer sus dudas, aunque lo único que podía hacer era fabricar suposiciones. Su creciente incertidumbre se vio todavía magnaficada con las palabras de aquella extraña persona, aunque fácilmente pudo ocultar su confusión detrás de una mascarada de ligero asombro. ¿Qué clase de investigadora? ¿La habían enviado los Volturi a indagar sobre los Cullen? Paranoia, sí, eso se apoderaba de él con faciliadd últimamente.

Sin decir más, se adelantó y echó el cuerpo contra el suelo, recargando parte de la cabeza contra el árbol en que la chica se encontraba. Silbó largamente, mirando la copa plagada de hojas, hojas que seguramente caerían cuando el otoño llegara y marchitara todo su mano gélida. Se estiró un breve instante, para después llevar ambas manos detrás de la nuca, cerrando los ojos un momento.

-Espero no te moleste que me eche aquí, pero creo que tengo ganas de ser perezoso hoy- comentó el inmortal con una sonrisa divertida en el rostro- Ahora, me pregunto, ¿eres una investigadora como Sherlock Holmes? ¿O vienes a investigar por parte de los Volturi si los Cullen se portan mal?- preguntó sin poder evitar que una risa saliera de sus labios.

No parecía tener intenciones de llegar a un conflicto conmigo. Y yo no esperaba que eso sucediera, o aunque sea no lo deseaba. Sinceramente, lo que menos quería era resultar herida o herir a alguien. Ninguna de las dos opciones me agradaba. Solté una leve risita al escuchar su comentario sobre su deseo de ser perezoso, y respondí. - No, no me molesta - sonreí. Fue entonces cuando aquella expresión se borró de mi rostro en un instante y no pude evitar mostrar la sorpresa que me había llevado. Volturi, había dicho Volturi. Entonces, ¿los conocía? Corrección, ¿nos conocía? ¿Qué sabía este vampiro? ¿Qué sabía sobre los Cullen y sobre nuestra relación con ellos? Quizás sí debía preocuparme.
Cerré los ojos y me relajé rápidamente. No, no iba a dejar que me viera preocupada o alarmada por su comentario, aunque no podía fingir no haberlo escuchado, o no tener idea. Yo no era tonta, y según notaba él tampoco. - ¿Qué es lo que sabes sobre los Volturi? - pregunté con un tono mucho más frío que antes, aunque lejos de llegar a lo antipático. Aquel día estaba de buen humor, no sé porqué, y no tenía ganas de terminar en un mal trato con alguien.
Él no era miembro de los Cullen, no, a mí parecer no lo era. De haberlo sido no se habría referido a aquel clan como "ellos", sino como "nosotros". Quizás trataba de tenderme una trampa o ver mi verdadero objetivo allí, no podía descartar esa opción, pero aún no me daba aquella impresión... ¿Quién sería realente?
Decidí esperar su respuesta antes de continuar con mis preguntas, no quería volverlo loco tampoco.

Todo iba de maravilla, el clima era perfecto, además de que no parecía haber ningún síntoma de hostilidad por parte de la chica... a pesar de que no encontraba todavía la especie a la cual podría pertenecer. De todos modos, continuó mirando el firmamento, hasta que la pregunta surgió en las tinieblas del silencio. ¿Acaso era una especie de maldición mencionar a los Volturi? Era como si el mundo entero emiera que fueran a aparecer para destuir la civilización meramente con evocarlos. Fingió dar un profundo suspiro mientras centraba su atención en su interlocutora, enarcando una ceja a manera de interrogante. Claro, está, aquel comentario terminó dándole a entender que ella no era tan ajena al mundo de los inmortales como quizás podría parecer en un inicio. Torció los labios a la derecha en claro gesto de confusión y cierta intriga al respecto, para después contestar con tono calmo.

-Que son los guardianes de la ley de nuestro mundo, que muchos los ven con temor, que poseen a los vampiros más poderosos del mundo, lo mismo que la mayoría de nuestra especie sabe. Es curioso, siempre que menciono ese apellido alguien tiembla o terminan preguntándome qué es lo que sé- se encogió de hombros, pues se acababa de semi incorporar, quedando sentado- Me pregunto si algún día averiguaré el tabú detrás de esto, porque verdaderamente me recuerda a esa película, Harry Potter, donde si mencionabas el nombre de Voldermort casi se suicidaba la gente- finalizó mientras volvía a adoptar la postura cómoda de antes.