Preparando el baile -URGENTE- (Volturis)

Reunión Vulturi, perfecto pensé irónica, no había nada mas interesante que juntarse con un montón de guardianes que hacen las veces de marionetas de Aro y con la mismísima realeza, resoplé y puse los ojos en blanco, esto sería el horror mas espantoso del universo.
A "mi señor" se le había ocurrido la maravillosa idea de ir a Forks a por los cazavampiros, ese viejo loco quería llevarnos a la muerte y dado que ultimamente no se fiaba mucho de mi probablemente me tire de cabeza hacia ellos, rechiné los dientes, maldita sea pero yo no me daría por vencida no señor, en mi mente tenía muchos planes, planes que jamás Aro la personificación de la maldad retorcida podría imaginar.
Abrí la puerta de la sala y pasé andando con mi semblante de siempre hacia mi lugar, me había puesto unos guantes, mi ultima moda por supuesto, al llegar hasta él hice una pequeña reberencia y me puse detrás del trono, el lugar donde desde mi transformación me había colocado.

- Maestro - dije en tono serio - ¿de veras cree que esto será una buena idea? me temo que yo no puedo cubrir mas que a aquellos que me toquen y mi escudo no es muy amplio ¿qué pasará si me dañan? se quedarán sin defensas.

Con la misma expresión de siempre, esa de dulzura y al mismo tiempo una pisca de frialdad, caminaba por el castillo,
directo hacia la sala de audiencias, Nuestro señor, Aro quería hablarnos sobre lo que estaba ocurriendo con esos inutiles cazavampiros.
Cuando llegue, entre sigiloza no andaba de tanto animo como para hacer una entrada triunfal,
camine y me posicione en mi lugar, le hice una reverencia a mi señor.

-Maestro-le sonreí y me quite el "gorrito" de la capa, dejando ver mi sereno y atractivo rostro.

Aro nos había mandado llamar para reunirnos en la sala de audiencias. Supuse enseguida que querría hablarnos sobre los detalles del plan en Forks con su baile de máscaras. Mi presencia en la reunión quizá no fuera de vital importancia, después de todo no dejaba de ser una híbrida, y mi participación en un plan que incumbía más a una guardia de vampiros con dones interesantes que a la hija mediohumana de Caius no era de mucha ayuda. Pero el ser una hija de los maestros de la realeza también conllevaba sus responsabilidades. Además, acudía con gusto. Siempre era interesante escuchar a Aro, y últimamente ha estado un tanto ocupado.
Llegué en cuanto pude al gran salón de audiencias, Aro, Heidi y Renata ya estaban aquí. De nuevo me llegaron esas incertidumbres referentes a la lealtad de Renata, Santiago y Felix. ¿Se habrán negado a dejar leerse por Aro o, en cambio, todo esta en orden y todo no se trata más que de una sarta de mentiras?
- Buenas noches, Aro -le saludé haciendo una reverencia en muestra de lealtad y gratitud. Le debía muchas cosas... A él y a Caius por adoptarme como hija suya. Algo que podría haber hecho con cualquier mejor vampira, y sin embargo, aquí me veis, humilde y mediocre híbrida-. Renata, Heidi... -saludé a las guardianas a continuación, aunque con una reverencia más sutil.

¿Una reunión? Sí, eso habían dicho. Que extraño, yo sinceramente estaba al tanto de que mi estadía en aquel aquelarre no era seguro, y no de mucho más. Sabía de los ojos amarillos, los Cullen, quienes habitaban por el territorio de Forks. Y también había oido rumores de que tendríamos una batalla con unos cazavampiros que también convivían en aquel lugar. ¿Cómo era eso posible? ¿Vampiros y cazadores en la misma zona? El mundo era más extraño de lo que pensaba.
En fin, acudí a la reuinión con algo de nervios, más bien una gran cantidad de nervios. Toda la Guardia Volturi, y Aro. Nunca había prescenciado algo tan grande y no creo que en mi vida vuelva a hacerlo. ¿Acaso yo serviría de algo? Es decir, aún no era de la guardia y además no era una vampiresa. Vaya suerte la mía. Aún así, al llegar traté de mantener el mejor comportamiento posible, y ocultar todo rastro de nervios o inseguridad.
Ingresé e inmediatamente me paré firme. Se me hacía extraño fingir estar tan seria, no mover ni un pelo. Dentro mío en aquellas ocasiones me daban ganas de reir, aunque cualquiera que me viera pensaría que era una piedra, un maniquí, una muñeca. Ni un solo rastro de sentimientos. Sabía fingir bien. Eso hacía, fingir.
Ví a Renata, ya había oido su nombre más de una vez, y a Heidi. Ambas eran bellísimas, de una belleza intimidante. Creo que todas las de la guardia eran igual, tan deslumbrantes. Y lo mismo con los hombres. De seguro no hay vampiro que no sea así, aunque no lo sé...
Luego fijé mi mirada en Anya. Nunca había conversado directamente con ella y me hacía sentir más curiosidad. Además, sabía que también era mitad humana, como yo. A su lado estaba Demetri, otro del que mucha idea no tenía.
Por un momento sentí que salir corriendo me haría mejor, pero no dudé en evitar mostrarlo y con una pequeña reverencia saludar y colocarme en mi lugar. ¿Tan mala impresión habría dado? Si que me ponía nerviosa esa situación...

Mi esposo había convocado una reunión una reunión en la sala de audiencias a la cual debíamos asistir todos, tanto la guardia como la familia.
Me acerque con un andar lento, pero mas rápido que el de los humanos hacia la sala de audiencias. La distancia desde el dormitorio no era lo que se decía corta, pero aun así llegue antes de lo que me imaginaba.
Notaba la presencia de varios vampiros ya dentro de la sala, por lo que di un profundo suspiro. Me preparaba y me hacia a la idea de que Renata, Santiago y Felix estarían dentro ,o al menos entrarían en algún momento ya que de momento seguían actuando como si no pasara nada, mostrándose un poco distantes, y nosotros también fingíamos no saber nada de sus comportamientos extraños. Entre en la sala serena y tranquila. Dentro estaban mi esposo Aro, Renata, Heidi, Demetri, mi sobrina Anya y Becca. Di un suave y rápido suspiro.
-Hola todos-Dije con una voz que no mostraba alteración alguna, me acerque lentamente hacia donde estaba mi esposo regalandole una sonrisa

De vuelta en Volterra, de vuelta a todo aquello de lo que había escapado durante un siglo completo. Cuando había decidido regresar de vuelta y pedir un reintegro a la guardia realmente lo había pensado mucho y no podía estar más agradecida del amo Aro por haberme aceptado de vuelta con actitud cordial y agradable, lo que había sido un honor, pues volver a estar entre las filas Volturis era lo que más había extrañado en estos tiempos.
Muchas cosas se podían haber olvidado acerca del protocolo del castillo, y muchas otras podían haber sido cambiado, pero cuando el amo Aro convocaba a una reunión a la guardia, en este caso a todos los habitantes del castillo, era algo que no se podía rehusar a asistir, siempre era de vital importancia y debiamos respeto y lealtad a nuestros amos, así que asistir a aquellas reuniones era parte importante de la vida en Volterra.

Estaba algo nerviosa y ansiosa, por primera vez estaría nuevamente con la guardia y la realeza Volturi al completo, no sabía si todos dentro del castillo estaban al tanto de mi regreso, puesto que no había pasado tanto tiempo desde él. Me intrigaba saber como responderian aquellos miembros con los que aún no me topaba, aunque realmente en este instante lo único importante para mi era ponerme al tanto de lo que estaba ocurriendo y de las ordenes de los amos, y ponerme a dispocision de lo que hiciese falta dentro de la guardia. Ese era mi trabajo, estar siempre preparada para lo que se necesitase de si, y era claro lo que me pidiesen haría, fuese lo que fuese.

Ingresé en la sala de reuniones siendo el amo Aro al primero que mi vista vio, seguido por Sulpicia, la esposa de este. Luego Renata y Heidi, mis antiguas compañeras, no sabía por que, pero esta última no me veia con demaciados buenos ojos desde mi resgreso, lo que me parecía realmente extraño. Seguido de ellas estaba Demetri, luego una niña que jamas había visto, y Anya, una pequeña híbrida que según había oído a mi llegada era hija de los amos, parte de la realeza - Maestro, estoy a sus servicios - comenté acercandome a él y dirigiendole una reverencia, para luego alejarme y ponerme al lado de renata.

Puse cara de aburrimiento, ¿cuánto mas tardarían en llegar? siempre era yo la primera como no y eso que ahora todo me importaba muy poco la verdad, Heidi, Anya, Demetri, Becca, Melinda, Jane... poco a poco todos entraban y les hacía pequeñas reberencias a unos eran mas saludos que reberencias pero a Anya y a Jane por ejemplo si que lo eran.
Sentía como me observaban podían pensar que era paranoica pero sabía bien lo que pasaba, miré a Demetri, él siempre fue el mas desconfiado y se pegaba como una lapa a la híbrida, ¿qué se pensaba que si no hubiese querido no la habría dañado ya? ilusos, suspiré e hice un movimiento de cabeza hacia él.

- Si no te gusta que los lleve puedo quitarmelos, aunque eres un paranoico - dije quitándome los guantes y colocando mi mano sobre el hombro de Aro como solía hacer antaño en ocasiones - aunque es la última moda en Paris y me vas a fastidiar el modelito.

Me encontraba en los jardines arreglando las flores, mientras escucha un parloteo al cual no preste mucha atención. Al entrar al castillo me avisan que hay una reunión importante Aro estaba convocando a todos, no tenia ganas de ir pero era algo necesario;pero me acorde de la Fiesta máscara que se paneaba hacer.
Lo bueno es que veria a mi marido, que debido a tantas reuniones no lo veia mucho, asi que decidi ir...

Entre al salón con mi actitud un tanto arrogante, ya se encontraban algunos ahí, Jane, Demetri, Melinda, mi hija y a Renata, la cual por lo visto tenia ganas de estar aqui..

Hola....- dije sin alguna emoción

Me acerque a Aro para mostrar algo de respeto - Buenas tardes Aro - haciendo un pequeño ademan con la cabeza

Parece que alguien se muestra aburrido y no desea estar aqui ¿no lo crees? - sonreí a Renata y volví a mirara Aro mientras me ponia a lado me mi hija dandole un abrazo..

Los miembros del aquelarre iban llegando a la sala poco a poco. Demetri, Melinda, Jane... La señora Sulpicia, quien enseguida se había colocado a la vera de Aro, y dos componentes de la guardia experimental a quiénes no tenía el placer de conocer mucho. A todos les iba saludando con un amable movimiento de la cabeza, aunque sin abrir la boca.
Demetri se había colocado a mi lado. Ahora yo me encontraba en sus prioridades a la hora de protegerme, más con todos los rumores de Renata, Felix y Santiago. Apreciaba sobremanera el gesto, pero una parte de mi se veía molesta ante aquello. No podía evitar sentirme el "eslabón débil". A Christian también le tenían en cuenta, pero yo era más vigilada. Yo soy la débil, la mediohumana. En estas situaciones me hubiera gustado más ser un vampiro completo e invulnerable. La idea de ser la "débil" por ser la híbrida no me agradaba en absoluto. Y no era que nadie me lo dijera, es que me hacían sentir así.
Observé el momento tenso de Renata, al quitarse los guantes y colocar su mano sobre el hombro de Aro. Parecía tan segura... ¿pero lo estará realmente?
Y Caius aún no había parecido. Su presencia al menos me calmaba. La que si acababa de llegar era madre, quien me saludo con un abrazo. Qué feliz era de haberla encontrado, a ella y a padre. Oh, bueno, de que ellos me encontraran a mí.
- Buenas noches, madre -saludé en un susurro.
En aquella reunión mi papel iba a ser más bien pasivo, pero estaba ansiosa porque comenzara. Sí quería conocer los detalles de la misión y... bueno, si podía contribuir en algo o ayudar... Después de todo, híbrida o no, yo también tenía un don. Las mentes completamente humanas son tan sencillas de manipular y dominar que no me llevaría un gran esfuerzo hipnotizarles si fuera necesario.

Permanecia inmovil en mi lugar, algo inquieta aunque no lo desmotre en ningun momento. Vi llegar a algunos de la guardia. Cuando escuché el saludo de Demetri, mi sonrisa se ensanchó-Demetri-pronuncie su nombre con delicadeza y seducción al mismo tiempo.
Cuando vi llegar a mis señoras, les hice una pequeña reverencia. Al igual que a Anya y a todas las demás.

Me encontraba al lado de Demetri y Anya al lado de el, solte un suspiro y mi rostro tomo una expresión mas fría al ver llegar a Melinda,
pero sin esfuerzo alguno quite mi vista de ella, volviendome a mi señor, Aro.

¿Qué... sucedía? ¿Acaso había más conflictos de los que aparentaban? Claramente, yo no estaba muy al tanto. Desde mi llegada al castillo había notado como poco a poco algunos problemas parecían volverse evidentes, o como algunos parecían desconfiar de otros. Aún así, ¿la reunión que motivo tenía? ¿Guerra contra los cazavampiros o entre los Volturi?
Ví como poco a poco la sala se iba llenando. Creo que no faltaban muchos, y de alguna manera eso me hacía sentirme realmente ansiosa por comenzar. No pude evitar enroscar un poco mis dedos, jugando com ellos como una niña pequeña. Supongo que era n tic, una manía, algo que hacía cuando me sentía ansiosa o nerviosa. Y en este caso, eran ambos.
Sería mi primer enfrentamiento si me dirigía hacia Forks por los cazavampiros. Sinceramente la guerra y las muertes no era algo que me facinara, pero se me hacía interesante prescenciar lo que sucedería. ¿Qué tan poderosos podían ser estos humanos? Un humano puede matar a un vampiro, no lo niego pero, ¿eran tan fuertes como para que los Volturi vayan por ellos? Realmente sorprendente. Debían de ser realmente inteligentes.
¿En qué pensarían los demás? ¿Alguno le daría vueltas al asunto de los cazavampiros en su mente o solo prestaría atención a la escena que se desataba frente a todos? Era increible. No había signos de una lucha, pero sí había tensión, o eso creía yo. Repasé rápida y disimuladamente a cada uno de los prescentes en la sala. Todos muy poderosos, sin duda.

Miré a Demetri con una ceja enarcada y sonreí

- Como si hiciera falta que lo dijeras - dije entre dientes - una mirada de desconfianza vale mas que mil palabras. - Suspiré - y estoy harta de encontrarlas por doquier pero bueno en fin ¿no veníamos a la reunión de la misión suicida? porque a mi eso es lo que me parece, un suicidio, es su territorio sabrán moverse mejor que nosotros, incluso aunque llevemos la ventaja de la sorpresa, es muy arriesgado.

Llegue a la sala de audiencias, Aro había convocado a la todos; A la guardia, a la realeza y a las personas de la guardia experimental, a una reunión urgente. Supuse que era por el baile de mascaras que organizaríamos en Forks.
Me acerque a Aro, mirando a todos los presentes. -Señor...estoy dispuesto a servirle. Ojala le sea de ayuda.- Le dije seriamente, mientras me daba media vuelta.
-Buenos días a todos...- Dije a los presentes, saludando cortésmente. "Uhm...que fastidio..." Pensé, con seriedad. No estaba muy de humor como para ayudar en estos momentos. "Pero buéh; Igual, tengo que ayudar con eso. Aún que sepa bien que no seré de taanta ayuda como los demás..." Concluí, en mi mente; Mientras tanto, me sentaba en mi asiento, mientras pensaba en muchas cosas...exactamente, nadie podía saber en lo que estaba pensando. Puse los ojos en blanco, mientras miraba el suelo.

Aro extendió su mano para que yo se la tomara algo realmente complicado, si me tocaba me descubriría y si no se la daba la desconfianza sería aún mayor, extendí mi mano y tachan Alec apareció por la puerta, perfecto la reunión comenzaría, Alec te debo una pensé para mi.
Cuando Aro hubo hablado hice una pequeña reberencia y suspiré

- Discúlpeme maestro esto es muy estresante para un escudo - dije poniendo los ojos en blanco - si las señoras van tendría que meter a seis personas en él, siete con Anya, ella es híbrida, es mas debil y podrían atacarla al ser la hija del maestro Cayo, veo muy difícil que consiga meterlos a todos, incluso aunque consiga extenderlo a mas de lo normal me resultaría casi imposible.

El momento entre Demetri y Renata no parecía mejorar, pero a Aro no le costó mucho que ambos se mantuvieran en calma. La tarea de el maestro resultaba mucho más complicada de lo que parecía, no solo debía tomar decisiones frente a los conflictos entre vampiros de cualquier parte del mundo, por lo visto, también tenía parte de obligación en solucionar los problemas de su propia guardia. Incluso le compadecia. Un cargo demasiado grande.
Llegó Alec y supuse que la reunión comenzaria. Aún no se habían presentado ni Corin, ni Felix, ni Santiago... Ni Christian. Confiaba en que Corin debía encontrarse en alguna misión, lo cierto era que no la había visto por el castillo últimamente. Y Christian... Bueno, francamente me parecia indignante que no se presentara a la reunion de su propio padre. ¡Por Dios, que es el hijo del maestro Aro! Deberia comportarse. Pero así era mi primo: un completo arrogante que solo se dedica a lo que le da la gana. Bueno, quien sabe, con suerte se presenta al final de la reunion... En fin.
Pero, ¿Santiago y Felix? Con todos los rumores que se han desatado sobre ellos, ¿se arriesgan a no acudir a la reunión? Por lo visto, Renata era la única interesada en limpiar su imagen, aunque no pude evitar preocuparme al ver cómo no le daba la mano a Aro, justo cuando Alec entraba en la sala. ¿Casualidad u oportunidad? Esperé que fuera lo primero... Tras la conversacion que tuve anoche con Reny, sentí que parte de mi desconfianza había desaparecido. Pero, ¿y si me estaba equivocando? Que le diera la mano esclarecería todas nuestras dudas... Pero no lo ha hecho.
Escuché cómo me nombraba respecto al problema del escudo y no vi malo intervenir.
- Si Renata tuviera problemas para proteger a toda la realeza con su escudo... A mi podria excluirme -sugerí-. Quiero decir, mi aspecto no dista mucho del de las humanas corrientes. Ni siquiera podrían identificarme por los ojos borgoña, pues... no los tengo. Si fuera necesario, procuraría distanciarme de todos para que nadie sospechara, y fingir que soy una humana más. No me reconocerian y la fiabilidad del escudo de Renata sería mayor -en mi opinión no era tan mala idea. Era cierto que, de ocurrirme algo, Caius sería el primero en exponerse... Pero si lograba que ninguno de esos cazavsmpiros sospechara nada, no me relacionarían con ellos. La prioridad eran Aro, Sulpicia, Marcus, Padre y Madre. Y bueno... Christian, pero quien sabe, lo mismo ni se presenta a la fiesta.